En general, todas las cremas que se adquieren en el mercado cosmético tienen algo de humectante, emoliente u oclusivo. La diferencia radica en el porcentaje de cada una de estas cualidades destinadas a la necesidad de cada piel.
Nuestra piel necesita humedad, bien sea desde las capas profundas o desde el exterior. También requiere elasticidad y protección contra agentes patógenos o atmosféricos. Ahora bien, por razones genéticas, ambientales o de la edad, la piel puede sufrir cambios en su capacidad para retener humedad y va perdiendo elasticidad. Aquí es donde intervienen nuestras cremas para atender o suplir esa necesidad.
La crema humectante contiene sustancias macro moleculares que aumentan la hidratación del estrato córneo al depositarse en la superficie reteniendo el agua. En esta categoría están la glicerina, alantoína, pantenol, urea, ácido hialurónico. Además contribuyen a retaurar el manto ácido de la piel.
Las hidratantes tienen la capacidad de aportar agua a la piel y penetrar a capas más profundas. Generalmente contienen principios activos como vitaminas, minerales y antioxidantes para nutrir la piel. Hay productos que combinan humectación e hidratación.
Las emolientes están indicadas para sequedad extrema y pieles con alteraciones que producen picor o descamación. Tienen un mayor poder lubricante en combinación con sustancias calmantes y suavizantes. Aportan hidratación extrema. Podemos mencionar el ácido láurico, ácido esteárico, aceites y mantecas vegetales, sorbitol, lactato de sodio, ceramidas y otros.
Los oclusivos tienen la función específica de formar una película que impida la evaporación del agua del estrato córneo. Cuentan entre estos el aceite mineral, la cera de abeja, la parafina, siliconas, aceite de oliva, dimeticona, manteca de cacao y de karité. Aclaremos que hay sustancias que pueden ser emolientes y oclusivas al mismo tiempo.
Te recomendamos un diagnóstico de tu tipo de piel con un especialista para determinar cuál es el tipo de crema adecuado a tus necesidades.
